sábado, 3 de noviembre de 2012

¿Qué es más correcto, hacer un bien al individuo o respetar la vida de los animales?

La medicina es un saber práctico cuyo fin es la curación de la enfermedad, el alivio del dolor y la promoción de la salud. Su primer objetivo es ofrecer a un sujeto la mejor de las terapias disponibles o mantenerlo sano. El progreso científico y técnico de la medicina se basa en la investigación, actividad humana cuyo fin es descubrir la verdad. Entendida sólo en un sentido puramente científico-técnico, verdad equivale a verificar o rechazar una hipótesis, construida a partir de la observación de la realidad. El dilema ético en la experimentación animal está en relación con la posible contraposición entre dos valores. Por un lado, el atentar a la sensibilidad de los animales y la posibilidad de daño que pueden llegar a sufrir en el propio experimento y, por otro lado, la necesidad de estos experimentos, pues son vitales para la protección de los humanos, e incluso, para la salud y seguridad de los propios animales. Como consecuencia de esto existen dos tendencias éticas extremas: los llamados defensores de los animales que mantienen que nunca está justificado dañar animales para propósitos humanos y en el otro extremo; y los que defienden que los animales pueden ser usados a nuestro libre arbitrio. Sin embargo, la mayoría de la población y de los bioeticistas, afortunadamente, parece mantener una actitud que se sitúa en un punto medio al aceptar el uso de animales para experimentación pero sólo bajo ciertas condiciones. Aunque la definición de dolor implica que se trata de una experiencia subjetiva, parece evidente que los animales sufren dolor o, al menos, es una observación común que las respuestas reflejas y conductuales ante un mismo estímulo nociceptivo son muy semejantes entre los humanos y animales. Sin embargo, recientemente se está revisando la definición de dolor para poder aplicarla a individuos vivos que no sean capaces de comunicarse, como es el caso de neonatos o niños pequeños, retrasados mentales, personas en coma, dementes, pacientes incapacitados para hablar y, por extensión, animales.
Por esta razón, debe rechazarse el argumento de que los animales no sienten dolor más allá de sus respuestas reflejas o conductuales, de la misma forma que admitimos que pacientes en las situaciones enumeradas más arriba sufren dolor.
Con la investigación científica en laboratorios se buscan tres objetivos clave:
 
·         El fin primario de la medicina, es decir, procurar la curación del paciente, aliviar su   dolor, y proteger su vida y su salud
·         La búsqueda de la verdad y la generación de nuevos conocimientos a través del estudio de sujetos normales o enfermos.
·         El bien de la sociedad, bien que se presenta en la medida en que el médico logra, por la investigación, evitar nuevas dolencias o mejorar la atención de un gran número de personas.
Pero,  ¿Cómo lograr que estos bienes sean compatibles y aplicables a sin la experimentación con animales? Esta es la pregunta que les ronda en la cabeza a los bioéticos, y que todavía esta sin resolver, por este motivo hay tanta polémica sobre este tema.
 
Las formas de evitar la experimentación con animales, y al mismo tiempo poder seguir realizando investigaciones médicas.
1.        El experimento debe ser útil para el bien de la sociedad e irremplazable por otros medios de estudio.
2.       El experimento debe ser ejecutado de tal manera que evite todo sufrimiento físico, mental y daño innecesario, por lo tanto deben ser realizados con sedantes.
3.       Ningún experimento debe ser ejecutado si es evidente que va a producir la muerte o un daño grave.
4.       El experimento debe ser conducido solamente por personas científicamente calificadas. Debe requerirse el más alto grado de destreza y cuidado a través de todas las etapas del experimento.

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